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Arquitectos: Di Frenna Arquitectos
- Área: 575 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Lorena Darquea
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Proveedores: Helvex, Alccon, Estevez, Holcim, Interceramic, Tecnolite
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Un proyecto arquitectónico se levanta desafiando los obstáculos impuestos por el desnivel del terreno. Es una casa singular, enraizada en la tierra misma que la rodea y bendecida con una vista privilegiada del majestuoso volcán en su parte posterior. En medio de la complejidad, la innovación encuentra su hogar, manifestándose a través de la integración de la tierra apisonada en los muros de la planta alta, un gesto de comunión con la naturaleza circundante.
La casa se transforma en un juego cautivador de volúmenes, alturas y texturas. Los volúmenes horizontales, son interrumpidos por elementos verticales y estructurales que permiten la creación de espacios libres, sin necesidad de ningún tipo de apoyo adicional. Estos espacios abiertos, donde la arquitectura se funde con el aire circundante, respiran y exhalan una sensación de ligereza.
La interacción entre los elementos arquitectónicos genera una sinfonía visual y sensorial. La arquitectura se convierte en una obra de arte en constante transformación, donde los volúmenes se entrelazan y las texturas se complementan. Cada elemento, a su vez, se convierte en un lienzo que permite la entrada y salida de la luz natural, creando juegos de sombras y contrastes que enriquecen la experiencia espacial.
Los materiales seleccionados, como el cemento, la tierra apisonada, los recubrimientos de piedra y el microcemento, dialogan en perfecta armonía con el entorno. Cada uno de ellos es cuidadosamente elegido para fusionarse con la tierra colimense, creando una fusión orgánica entre la obra del hombre y el paisaje adyacente.
La calidez de la madera se manifiesta en las vigas del techo, en el barandal, en los muebles y en la iluminación suave y acogedora. Este elemento natural aporta una sensación de calidez y conexión con la naturaleza. El contraste se intensifica con la presencia de la herrería negra, que emerge como un enérgico contrapunto a la paleta de colores terrosos de la tierra apisonada y el concreto. Este elemento refleja en vidrio lo que ocurre en el contexto, capturando la esencia de la naturaleza y el volcán circundante, fusionándose con la arquitectura misma.
La rugosidad de los pisos y los muros revestidos de piedra rinden homenaje a la textura del volcán, símbolo icónico de la zona. Estos elementos ásperos y robustos añaden una dimensión táctil a los espacios, invitando a los habitantes a conectarse con la historia geológica y la belleza de su entorno.
El concepto central del proyecto se desenvuelve alrededor de un patio central, que se erige como una pausa en un poema, un espacio que permite respirar y acoge la presencia de la naturaleza. Donde, desde sus inicios, un árbol de parotilla encontró su morada y durante la excavación necesaria, elementos de agua fueron incorporados, acompañando a la vegetación propuesta y a las rocas gigantes obsequio del mismo suelo.
Estas fuentes, dispuestas en un escalonamiento y desplazamiento a lo largo del patio, evocan la memoria del fluir del agua y simbolizan la adaptación de los mismos volúmenes de la casa al terreno. El agua y la vegetación se mezclan sutilmente entre las piedras, como si la propia naturaleza se introdujera de manera gradual y cotidiana en el patio de la casa. Esta fusión se abre hacia una vista panorámica del jardín, brindando la oportunidad de observar plenamente el fluir de la vida en armonía con la arquitectura.
A través de medios niveles, se ha otorgado un regalo especial al habitante de la casa: la posibilidad de contemplar el volcán en todo momento. En cada rincón, la majestuosidad del volcán se hace presente, rindiendo homenaje a la madre naturaleza, recordatorio constante de nuestra conexión con el entorno y de la insignificancia humana frente a su grandeza. La cocina, el comedor, la terraza y una recámara de visitas se encuentran en este nivel inferior, otorgándoles una conexión íntima con el jardín. La recámara de visitas, en particular, se beneficia de la privacidad que brinda este espacio apartado, invitando a disfrutar de la tranquilidad y la serenidad del entorno natural.